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La cura del otaku

Una de las experiencias más reconfortantes fue con un otaku, como la mayoría era delgado, cabello negro y largo, moreno de tanto tomar el camión y las asoleadas pero lampiño, casi depilado como delfín, lo contacte en una convención de esas de cosplay a la que fui especialmente para encontrar a quien enterrarle la verga durísimo por el culo gratis y no me decepciono, tenía rasgos femeninos y le prometí que le regalaría sus cómics favoritos a cambio de un oral, me creyó y lo llevé a un motel, estando ahí le pedí que por favor se bañara y le metí el dedo enjabonado en el culo, luego de eso le puse crema de esa barata, de puta, olorosa, y lo puse de rodillas a pasar su lengua por mi escroto, le dije que se la quería meter y me dijo que no porque quería conservarse virgen y guardar todo su ki, así que lo agarre de los huevos y se los apreté durísimo, le di dos ganchos al hígado y lo dejé tirado con el culo levantado, seguro quería verga porque así no se cae la gente, le escupí el culo y le metí mi miembro duro como brazo de albañil, sin condon, escuchándolo gemir de dolor mezclado con placer, y le di y le di hasta llenarle el culo de semen hirviendo mientras sentía sus contracciones húmedas y cálidas, terminando lo maniate y le puse un bozal con uno de esos candados en los huevos y lo deje ahí, llevándome la llave, no sin antes tirarle en el suelo $20 pesos en monedas de a 50 centavos y decirle que la próxima vez que pensara que ser otaku era cool se acordara de esa sensación en su culo, y poniendo el letrero de no molestar en la puerta

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